Enajenación mundial
Actualizado: 27 ene 2020
El mundo está solapado por sus propias debilidades e inseguridades. Hasta tal punto llega la total absurdez.
Expongo aquí un trabajo que ha costado mucho esfuerzo y dedicación, mi última grabación de un álbum dedicado a Chopin con los 24 Estudios op. 10 y op. 25. Y como ejemplo para que los que todavía tengan algún sentido común y su cabeza piense con un nivel de inteligencia “normal” y no se deje manejar ante la pérdida de voluntad propia por los constantes ataques mediáticos y sucesos irresponsables y de poco criterio que nos sacuden, sirvan estas palabras para intentar equilibrarse en la búsqueda del raciocinio y no de la enajenación mental “absoluta”.
Resulta ser que, para mi asombro, mi grabación no interesa a nadie. Y yo me digo, vaya, o sea, que por fin se logra una revelación universal, por fin se pueden escuchar los Estudios de Chopin, paradigma universal del Arte en su genuina razón de ser y más elevado imposible, bien tocados e interpretados después de miles y millones de interpretaciones que millones y millones de personas han pretendido ejemplarizar como modélicas, más unas que otras, lógicamente, pero muy lejos de estar a la altura que realmente hubiera soñado Chopin, o por lo menos se hubiera sentido orgulloso de que se respetase de veras su creación y no sufrir hasta el hastío perenne de copiarse unos a otros las adulteraciones y el querer y no poder hacerlo mejor por falta seguramente de grados aún de inteligencia interpretativa de concepto.
¿Qué gana el mundo respetando a Chopin? O, ¿qué ganamos por descubrir su música sinceramente y no manipulada por gente muy inferior a él que lo tergiversa? Sería estúpido contestar a eso, pero -como muchísimos intérpretes se han prestado a ser sus descubridores y luego vamos todos a escuchar, y, la verdad que Chopin sale poco favorecido, como muy poca cosa y hasta de mal gusto o desagradable-, ya no nos fiamos ni del Papa. Pero creo que hay que dar margen al menos a tener un mínimo de esperanza, ¿no? Porque aquel que sí logre plasmar y hacer emerger la auténtica, la genuina palabra y signo hecha sonido en todo su esplendor y magnificencia sin atisbo de imperfección (la perfección auténtica y pura de lo imperfecto), digo ‘aquel’, ese ser será elevado al campo de la consagración de lo espiritual y no terrenal de un viviente que calma el dolor de la incredulidad y el mal presagio de un porvenir negro como el más negro averno infernal.
El egoísmo y la cerrazón en pro del propio interés y de la misma carga sicológica de no querer entender nada más que su propio ombligo nos lleva a esta situación de enajenación, mundial, ya que ocurre por donde se mire.
Lo que cuento no es de ahora. Yo llevo casi 20 años impactando al mundo con mis versiones, y el mundo me responde de dos formas, una, sobrecogiéndose e impresionándose que incluso lanzan muestras de admiración, y posteriormente otra de, lavarse el cerebro y recogerse en sus propios ombligos para buscar su felicidad en sus placeres más minúsculos, como pueden ser otras versiones musicales y en unas formas avanzadas de hipocresía.
The world is overlapped by its own weaknesses and insecurities. To such an extent comes total absurdity.
I present here a work that has cost a lot of effort and dedication, my last recording of an album dedicated to Chopin with the 24 Etudes op. 10 and op. 25. And as an example so that those who still have some common sense and their head think with a level of "normal" intelligence and not be driven by the loss of their own will for the constant media attacks and irresponsible events and of little criterion that shake us, serve these words to try to balance yourself in the search for reasoning and not for "absolute" mental alienation.
It turns out that, to my amazement, my recording does not interest anyone. And I tell myself, go, that is, that a universal revelation is finally achieved, you can finally hear the Chopin Etudes, universal paradigm of Art in its genuine reason for being and higher impossible, well touched and interpreted after thousands and millions of interpretations that millions and millions of people have tried to exemplify as exemplary, more than others, logically, but far from being at the height that Chopin had really dreamed of, or at least he would have felt proud of being respected indeed, its creation and not suffer until the perennial weariness of copying each other adulterations and wanting and not being able to do better due to the lack of degrees of interpretive intelligence of concept.
What does the world earn respecting Chopin? Or, what do we gain from discovering his music sincerely and not manipulated by people far inferior to him who misrepresents him? It would be stupid to answer that, but - as many interpreters have lent themselves to be their discoverers and then we are all going to listen, and, the truth is that Chopin is not favored, as very little and even in bad taste or unpleasant -, no longer We trust neither the Pope. But I think you have to give room at least to have a minimum of hope, right? Because he who can capture and make emerge the authentic, the genuine word and sign made sound in all its splendor and magnificence without a hint of imperfection (the authentic and pure perfection of the imperfect), I say 'that', that being will be elevated to field of the consecration of the spiritual and non-earthly of a living that calms the pain of disbelief and the bad omen of a black future like the blackest hellish hell.
Selfishness and the closure in the own interest for the same psychological burden of not wanting to understand anything other than his own navel leads us to this situation of alienation, worldwide, as it happens by where we were looking.
What I tell is not now. I have been impacting the world with my versions for almost 20 years, and the world responds to me in two ways, one, overwhelmed and impressed that they even launch admirations, and then another of, washing the brain and collecting in their own navels to find their happiness in its smallest pleasures, such as other musical versions and in advanced forms of hypocrisy.
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